TE BUSCO

Aunque aparentemente se movía de forma ágil,su apesadumbrada y sombría mirada ,delataban sin ningún lugar a dudas el estado apático en el que hacía ya tiempo se encontraba sumido Fidel, su vocación sacerdotal ,fresca y jovial ,que le había llevado a tomar la decisión más importante de su vida ,se habían disipado en apenas siete años. Cómo podía haber pasado todo, sin que él hubiera tenido la más mínima capacidad de reacción ¡Era algo que se preguntaba una y otra vez, como carraca sonora que le aturdía el alma. La rutina quizás…la sensación de impotencia, cuando tenia una idea un proyecto y siempre por los motivos que fuera, se terminaban frustrando.                                                                                                                                                                                                                                                                             Se había acostumbrado a que todo pasara sin pena ni gloria, al principio casi con alivio, poco a poco como una losa que cada segundo se le hacía más insoportable.                                       Aquella mañana, Fidel tomó su breviario, enérgico con un gesto de enfado, como si estuviera dispuesto a entablar una lucha intensa, sin saber muy bien con quien. Anduvo por las calles del que desde hacía siete años era su pueblo y hogar, y vagabundeo sin control, en busca de su enemigo, decidido a abordarlo y acosarlo hasta poder acabar con el, sin ningún tipo de piedad.        ---Dios mío, ----se dijo a si mismo! Qué me está pasando ¡                                                                                                                                                                                                       Sintió una punzada honda en el estomago, ---No me ordené para esto, ---susurró---como puedo volver de nuevo a ti.                                                                                                                                                                                                                                                                                           Apoyó su cabeza sobre una agrietada tapia, dándose cuenta de inmediato, que su paseo le había llevado lejos de donde normalmente le gustaba caminar.                                                                     Lejos ---pensó intrigado---como lejos llevaste a Abraham.                                                                         Miró esperanzado entre una pequeña abertura y coló su cuerpo errático, como si dentro estuviera la tierra prometida, casi llegó a pensar que así era, cuando observó atento, la hermosura de aquel misterioso lugar. Entendió de inmediato que si hoy buscaba más que nunca a su Dios, sería en un lugar como aquel donde podría encontrarlo. Quizás  era su primer fracaso, buscaba a su Dios, cuando en verdad solo deseaba compartir ese Dios con todos. Algunos no querían ni oír hablar de nada que tuviera que ver con la fe, eran personas realmente maravillosas, comprometidas y entregadas, y sin embargo el amor de Dios les sonaba a fraude. Fidel podía llegar hasta entenderlo y se repetía en su mente, son buenos son del Señor, tarde o temprano  volverán a su casa, a la casa de su Padre.                                                                                             Luego estaban aquellos que estando todo el día rodilla en tierra, mantenían contrariamente su tez erguida y desafiante, creían saber de la casa del Padre y sin embargo no se sabían hijos de Dios, eran estériles, mármoles fríos que asustaban a los que necesitaban del Amor verdadero, con ellos mantenía largas conversaciones, confesiones absurdas y subrealistas, palabras y más palabras, que le llevaban a un estado de histeria, casi esquizofrénica. Como entes sombrías, le habían robado la verdad de su vida, como eclipse total, habían tapado la luz de su alma.  

Sin embargo, el olor intenso   y fresco de aquel pequeño paraíso, le recordó sus comienzos llenos de ilusiones y proyectos. Miró fascinado, acariciado una serena higuera, pelada y fría, se agarró a su fuerte tronco y se dejó deslizar hacia una hendidura a modo de asiento que se situaba bajo el enorme árbol, quedó maravillado u susurró suavemente.
------Estoy  Señor helado y vacío como esta higuera, pero sigo agarrado a ti, como ella se agarra a la tierra, devuélveme mis sueños, mis ganas de vivirte, como a ella la devolverás  sus hojas y frutos cuando llegue la primavera.----
Giró su cabeza mirado frontalmente el tronco del árbol, al instante   encontró la respuesta de Dios,sonrió alegre y gozoso ,al leer marcado como los corazones que de pequeño se grababan con las iniciales los enamorados.----                                   YO SOY  EL CAMINO,LA VERDAD Y LA VIDA….--              Al instante sitió una sensación especial que brotaba de aquel extraño diván formado en el suelo de aquel huerto, un calor parecido al abrazo tierno de una madre, su cuerpo se estremeció  con una sacudida parecida a un relámpago, despertó de su desidia, y le invadió una  alegría fresca y espontánea, reflexionó en su interior…----ya saliste a mi encuentro ,no te defraudare y sé que en este lugar volveré a buscarte….  volveré a encontrarte...