"Yo os enviaré lo que mi padre os ha prometido; vosotros quedaros en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto. Después los sacó hacia Betania, y levantando las manos , los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo). Ellos se volvieron a Jerusalen con gran alegría, y estaban siempre bendiciendo a Dios".
Las últimas palabras de Jesús están llenas de esperanza, con la promesa del Espíritu Santo, que Él les iba a enviar.
"Si pones tú la sal y yo enciendo la luz tendrá sabor y vida nuetra casa...
Que solo si es contigo me la juego yo"
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