miércoles, 10 de abril de 2013

La esperanza


Como todos los sábados desde hacia ya tres años, Rafael cogía su gracioso perro, le ponía su correa ,y apenas levantada la mañana salía inquieto a intentar disfrutar su paseo matutino. Intentaba relajarse de toda la dura semana, agobiado, miraba el futuro inminente y una losa de pesadumbre aplastaba su animo, ¡qué difícil es la vida ¡, se decía en su interior, siempre en su interior, por que seguramente ese era el peor error de Rafael, no saber sacar fuera sus frustraciones para poder  vivir más serenamente.                                                                         Desde muy pronto empezó a trabajar duro en la obra, dinero fácil, futuro negro,, por que hasta los cuarenta, había soportado con ilusión los lances diarios de su profesión, su cuerpo aguantaba como un atleta de elite, un poco sobre entrenado pero nada que no pudiera soportar. Sin embargo a partir de los cuarenta su cuerpo y su mente empezaron a condenarse, achaques físicos normales en el  desgaste de su profesión, se sumaron a algo peor, el sentido de su vida. Que había hecho en todos estos años, su matrimonio, sus hijos, su casita, sus amigos... todo hipotéticamente perfecto, todo más o menos conseguido, y ahora ¡que¡, pensaba en los aun casi veinticinco años que le quedaban para jubilarse, y un tremendo escalofrío le recorría el alma.                                   Dios mío ,¡que bien vivían algunos¡, ¡que suerte habían tenido en la vida¡, un trabajo cómodo, un sueldo cuantioso, y mucho tiempo libre. Él había tenido ocasión de tener alguno de esos chollos, pero su dignidad se lo había negado, ¡qué tonto fui¡. Se decía en los días más bajos, ¿para qué quiero la dignidad ¿.Sabia que mucha gente le decía,-- no te quejes que tienes trabajo---, y él, sentía estas palabras como una patada en él estomago, como si lo condenaran  a cadena perpetua, por que así sentía su futuro, veinticinco años más viviendo como ya no quería vivir. Si las cosas no estuvieran tan mal, si no fuera tan cobarde, mandaría todo al garete, y empezaría de cero, solo con aquellos que más quería, su familia ,gracias a la cual conseguía sobrevivir, encontrar el impulso que cada mañana le hacia reinventarse.                                                                                     Rafael se sentía cansado, y lo peor ,no sabia hasta cuando podría aguantar...                                                       Después de caminar casi una hora, totalmente ausente, Roky, su perro fiel se paró frente a una enorme tapia ladrando insistente, olisqueando una curiosa grieta que despertó su instinto cazador, ---vamos Roky, busca perrito.---los dos compañeros de fatigas se insertaron furtivos en aquel lugar prohibido –no deberíamos, le decía a su perrillo que lo miraba simpático y juguetón.,debe de ser una propiedad pribada. Aun así una fuerza superior lo empujo sin miedos ni reservas, al instante se maravilló, ante aquel majestuoso paisaje, siempre le gustó el campo, la jardinería, tener su huertecillo, y lo tenia frente él, como lo había soñado tantas veces .Varios olivos bordeaban  la finca, en la parte alta una hilera de hierbaluisa, perfumaba el aire respetuosa y elegante, podía descubrir diferentes plantas aromáticas, preciosos rosales trepadores y un pequeño huerto con tomates, berenjenas, pepinos y demás manjares que le recordaban su infancia, totalmente entregado estuvo largo rato extasiado, solo los gimoteos de Roky lograron devolverle a la realidad, ---¿qué quieres chico?---le dijo al tiempo que le miraba. Roky permanecía junto a un curioso asiento improvisado en la tierra --¿quieres que descansemos? Esta bien ,quizás tengas  razón, ya que nos hemos atrevido tengamos la aventura completa. Rafael se sentó, la sombra de una frondosa higuera le regalo un momento mágico, una extraña paz le renacía de su interior como hacia mucho no recordaba, tan solo quiero ser como tú ¡Feliz¡, le dijo sereno a su perro, quiero vivir, quiero tener vida. ¡Que grito hubiera dado si pudiera ,¡ tenia tantos gritos ahogados en su alma, sabia que era muy difícil cambiar  su vida, era consciente de sus limitaciones, pero soñó, ---quizás aun pueda cambiar yo, quizás pueda luchar por ver más todo lo bueno que tengo, quizás si pienso en positivo, la suerte me llegue, está a la vuelta de la esquina, no voy ha esperarla, voy ha buscarla, voy a encontrarla, y si no lo consigo lo habré intentado ----Su perro lo miraba alborotado, había sentido en su amigo una energía vital que lo embriagaba, movía enérgico su rabillo esperando otra palabra----Roky, desde hoy voy a transformar mi veneno en medicina, y voy ha sanar mi alma, no se como pero Todo me dice que va ha ser verdad, lo acarició con cariño, se levantó del diván y se despidió pensando que la esperanza existe, y que en aquel huerto alguien la había plantado para él.

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